El pasado febrero Kike Maillo conseguía el premio a la mejor dirección novel en los premios Goya, por una película de ciencia ficción en la que LLuis Homar recibía el galardón al mejor actor secundario. Esa película se llama EVA y hoy sin ningún rubor digo que bajo mi punto de vista, los Académicos fueron muy tibios a la hora de premiar sólo por dos veces esta ópera prima de un desconocido.
Creo que EVA es una de las mejores películas españolas de los últimos años y sin ninguna duda infinitamente superior a las estimables No habrá Paz para los malvados y La Piel que habito.
EVA me ha emocionado como no lo hacía una cinta hecha aquí en España en mucho tiempo. Y lo ha hecho por su originalidad extrema, por su argumento, por lo bien que está escrita, actuada y dirigida. Por su puesta en escena, por la elegancia de sus maravillosos efectos especiales, por el lirismo de sus paiasajes, por su delicada banda sonora, por hacer que me hiciera preguntas y por sentir las respuestas.
EVA es la demostración del inmenso talento de alguno de nuestros cineastas y corrobora mi opinión sobre ese horrible cine español salpicado en ocasiones por insuperables obras geniales. EVA es a mi entender una de ellas.
EVA habla de ciencia y de robots, de las fronteras entre la tecnología y el alma, de cosas muy prosaicas del modo más poético. EVA es ingeniosa, inquietante, sutil, moderna, desasosegante, impredecible, improbable, lúcida y sensible. Y es todo eso y mucho más; es una mirada nada complaciente a la naturaleza de la genialidad, del talento, al amor que todo lo desborda en ocasiones y a la rivalidad entre dos hermanos.
EVA es además el descubrimiento de una talentosa niña, Claudia Vega, que nos retrotrae a la Natalie Portman de esa joya del no crecer que es Beautiful girls. Y además la confirmación de los siempre ejemplares Daniel Bruhl y Marta Etura, excepcionales y contenidos en sus respectivos papeles.
Solo puedo decir que ojalá todos los años hubiera al menos una peli española como EVA, para dejarnos con el corazón encogido y la sonrisa en la cara. No dudéis en verla.